En el extremo occidental de la Costa del Sol, entre viñedos y colinas que descienden suavemente hacia el mar, se encuentran Manilva y San Luis de Sabinillas, dos rincones malagueños que cada año atraen a quienes buscan algo más que un simple destino de vacaciones. Aquí, el clima, las playas y el ritmo pausado de la vida invitan a imaginar cómo sería vivir junto al Mediterráneo o disfrutar de una segunda residencia de verano con todo lo necesario a mano.
Un clima que invita a quedarse
Hablar de Manilva es hablar del sol. Con más de 300 días despejados al año, el clima mediterráneo marca el día a día de vecinos y visitantes. Los inviernos son suaves y los veranos, aunque cálidos, se hacen más llevaderos gracias a la brisa marina que refresca las tardes. Este equilibrio permite algo poco común: vivir el exterior durante todo el año, ya sea en las terrazas de los bares, en un paseo junto al mar o practicando deporte al aire libre.
Sabinillas y sus playas: la vida frente al mar
San Luis de Sabinillas, el núcleo costero de Manilva, guarda uno de los secretos mejor valorados de la zona: sus playas. De arena fina y aguas tranquilas, se extienden a lo largo de un litoral que combina tradición y modernidad.
La Playa de Sabinillas, con su paseo marítimo repleto de cafeterías y chiringuitos, es el corazón social del verano. A unos minutos, la Playa de Punta Chullera ofrece un entorno más salvaje y rocoso, perfecto para quienes prefieren la tranquilidad o el buceo entre aguas cristalinas. Y, junto al histórico Castillo de la Duquesa, otra playa mezcla historia y mar en un escenario muy especial.
Entre la tradición y la modernidad
Aunque el mar es protagonista, Manilva no se entiende sin su interior. El pueblo conserva su esencia andaluza entre casas encaladas, callejuelas estrechas y viñedos que producen uno de los vinos moscatel más reconocidos de Málaga. Esta mezcla entre la vida costera y el encanto de la tradición andaluza explica por qué muchos eligen establecerse aquí, ya sea de manera permanente o en una segunda vivienda de verano.
Vivir o veranear en Manilva
Quienes deciden vivir en Manilva destacan siempre lo mismo: la tranquilidad. A diferencia de otras localidades más turísticas de la Costa del Sol, aquí todavía se respira ese aire de pueblo, donde todo queda cerca y la vida transcurre sin prisas. Al mismo tiempo, la cercanía de Estepona, Marbella o incluso Gibraltar añade un punto de conexión que facilita la vida diaria.
No es de extrañar que cada vez más familias y residentes extranjeros miren hacia Manilva y Sabinillas como una alternativa interesante para instalarse o para disfrutar de largas estancias estivales.